Tras ser distinguido con el premio Gardel por su disco Tangolpeando, Adrián Abonizio desmenuzó los pormenores de una especie de “blanqueo” como artista de un género al que siempre perteneció. El primer reconocimiento por fuera de la Trova Rosarina y la grata experiencia de la realización premiada. Además, la particular visión de una música ciudadana rozagante en el funeral del rock. Escribe: Joaquín Castellanos - Fotos: Blue Art / CAPIF “En la FM Tango de Rosario ni me nombraron”, protesta el flamante ganador del Gardel en la categoría Mejor Álbum Nuevo Artista de Tango por Tangolpeando (BlueArt, 2012). “Ni siquiera pusieron un tema mío. Ni me llamaron para decirme no estamos de acuerdo con usted porque es kirchnerista … no sé”, reflexiona, fiel a su estilo, el cantautor. En Rosario no es ninguna novedad: Adrián Abonizio no es tanguero de ahora. Desde el ya casi himno Mirta, de regreso hasta el reconocido Constitución de noche –incluido en el disco ganador-,
de Joaquín D. Castellanos