Va a caer directo a la zurda del negro Beto. Un defensor mediocre (un 4) se interpondrá entre las piolas y el festejo trunco. El rebote, señal que la jugada respira, lo tendrá el Gaita en los pies, cerca del corner. Hasta el cielo y los árboles y los hinchas son de cero a cero. Sin embargo llueve el centro y los pupos se estiran y los cuellos. Hay un cráneo (del 2 nuestro) que la revienta de pique contra el piso, contra el palo. Afuera. Cuarenticinco del segundo tiempo. Ya sólo se piensa en el lugar que cada uno va a ocupar en la chata para la vuelta.
de Joaquín D. Castellanos