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Mostrando entradas de enero, 2011

LA VÍSPERA

El último lunes de noviembre de 2004 fue también la última vez que fui a tomar un café a El Tiempo. Me ubiqué en una mesa más o menos cercana al ingreso por tratarse de la única dispuesta bien debajo de un ventilador. Leía el diario cuando llegaron al bar dos ciegos. Sin demasiada o ninguna complicación se sentaron a la mesa que quedaba desocupada entre la mía y la puerta. Eran dos hombres: uno canoso, de anteojos negros y con un bastón plegable; el otro muy joven y delgado, de rostro y pelo largos, de piel muy blanca. Inicialmente mi atención hacia ellos no fue mayor y apenas si lograron interrumpir brevemente mi lectura. Pero a poco de intentar retomarla noté por primera vez la sensación que me acompañaría luego buena parte de aquella tarde: una inquietud suprema y permanente, una atracción irrefrenable a dirigir la mirada a mis vecinos recién llegados. “Es así, Miguel”, le oí decir al más joven mientras terminaba de acomodarse en la silla, recortado un poco por la figura del otro al

CHAU 2010

ALGUNAS COSAS POR LAS QUE NO DEBERÍAMOS OLVIDARNOS DEL AÑO QUE PASÓ Fiesta nacional Los Festejos del Bicentenario tiraron abajo todas las teorías, el mentado malestar general, el malhumor permanente del ciudadano y su (mal) supuesto divorcio con la República. De manera silenciosa, primero; destapándose más allá de las cuestionadas crónicas hasta copar los espacios públicos sin temor a que la calle sea una fiesta, LA GENTE fue la protagonista principal. Unos 2 millones de personas por día llenaron las calles porteñas para celebrar la Patria. Además, gran nivel artístico de “Fuerza Bruta” (a la altura de las circunstancias). Sorprendente, admirable y conmovedor: adjetivos poco usuales en los espectáculos que vemos por televisión. Condenados represores Este, por suerte, también será recordado por ser el año del primer juicio a los represores locales de la última dictadura militar. En abril, en una jornada histórica que empezó a poner freno a la impunidad, el Tribunal Oral Federal Nº1 ley

SASTURAIN, O LA CULTURA INSOLEMNE

El libro y la lectura en tiempos de la revolución de Internet, el bombardeo de noticias, las nuevas tecnologías y el ritmo de vida contemporáneo abordados por Juan Sasturain, de paso por Rosario. Aquí un fragmento de la entrevista con uno de los intelectuales más lúcidos y sencillos que tiene hoy el país, publicada en la revista Rosario Express de enero. — La excesiva pretensión de inmediatez está cada vez más presente en los medios. ¿Cómo vive en el día a día esa situación? — La verdad es que hace tiempo y casi inconcientemente he ido tomando ciertas decisiones que no son nada recomendables, pero que por algo las debo haber ido tomando. Prácticamente no leo los diarios desde hace bastante –lo cual no es ninguna virtud ¿eh?, al contrario–, y casi no veo tele de aire… Creo que son actitudes defensivas para no estar atado a esa inmediatez. Pero, insisto, no es un gesto de superación ni de nada. Es algo casi terapéutico. Hacemos tantas cosas compulsivamente… supongo que como un mecanismo