(Crónica del regreso del tren de pasajeros Retiro-Rosario)
Cuando el tren bramó y todavía era apenas una luz increíble que por fin llegaba de lejos, desde la terraza de una humilde casita lindera a la estación Rosario Sur en construcción, una familia -unos metros por encima de la numerosa concurrencia que fue a ver llegar al tren- aplaudía alrededor de una cena improvisada al aire libre, especialmente montada para la ocasión.
“Esperábamos piedrazos y recibimos una postal
inolvidable: la gente saludando al tren después de tanto tiempo es algo muy
fuerte…”, dijo un empleado ferroviario
cuando el tren se detuvo junto al andén del ex Apeadero Sur.
La conexión ferroviaria de pasajeros con
Capital se reactivó después de 23 años. Fue un día histórico que se reflejó en
quienes se arrimaron a saludar el paso del servicio inaugural y la multitud que
copó la estación rosarina.
POR JOAQUÍN CASTELLANOS / FOTOS: LEONARDO VINCENTI
El
1° de abril de 2015, 23 años después del cierre a manos del menemismo, el
servicio directo de pasajeros entre la Capital federal y la ciudad por fin
volvió. Más o menos desde Arroyo Seco, con la noche como telón de fondo, familias
enteras se acercaron a las vías para saludar el histórico retorno.
La formación refundacional
unió el andén 8 de la estación de trenes de Retiro y el ex Apeadero Sur en el
tiempo previsto para esta etapa inicial: 6 horas y media. Desde el ministerio de Interior y Transporte, señalaron que en condiciones ideales se bajaría el
tiempo a 4 horas de viaje. Rango que se pretende alcanzar antes de fin de año.
El tren del país
Como
en las películas, la vieja y señorial estación fue quedando atrás y la
formación empezó a atravesar parte del caos vehicular porteño. En el andén,
donde se ofreció una breve conferencia de prensa, quedaron como los restos de
una fiesta ya finalizada un puñado de militantes con redoblantes y banderas de
Randazzo Presidente, y algunos pocos periodistas de medios porteños.
El
andar suave aunque con algunos golpeteos aislados, marca una diferencia pero no
puede evitar la nostalgia. “Cuando era pibe el traca-traca me hacía dormir”, dijo alguien oculto en el montón de
pasajeros expectantes y en silencio.
Pronto se va notando la diferencia
entre los andenes urbanos y las orillas de los terraplenes fuera de los grandes
núcleos urbanos. Por la ventanilla, indistintamente, irán entrando el
movimiento de la calle, según la zona: las casillas amontonadas de una villa
periférica, los tapiales que esconden las viviendas de un barrio privado. Más
adelante, la quietud rotunda de algunos cementerios recién atardecidos.
Lo
que sorprende no es el tren en sí mismo sino ese universo paralelo que nos
muestra a su paso: la chatarra, los autos abandonados, los arroyos sucios y los
basurales que hablan de un detrás de escena que inédito, amontonado afuera del
recorrido habitual entre Rosario y Buenos Aires.
Por
suerte para la crónica, el viaje es largo. Y los viajeros se ocupan por ellos
mismos de recordar que el tren es también suelo argentino.
EL HOMBRE DEL CLARÍN
Se llama Ángel, tiene 74 años y es
de San Nicolás. Trabajó en Somisa hasta que en los 90 se acogió al retiro
voluntario. Se mostró abiertamente opositor, criticó a la presidenta y a Néstor
Kirchner en voz alta, y se mostró reconfortado por la jornada histórica de la
que no quería estar ausente.
“Cuando
salimos de Retiro, me encontré con la misma mugre que yo conocí cuando viajaba.
No aprendimos nada: vagones quemados, basura. En 40 años no cambió nada”, se
quejó. Y puso en duda que el confort y la limpieza del tren se mantengan en
tiempo. Sin embargo, no se guardó elogios para describir la experiencia. “Da
gusto realmente. Es un viaje hermoso, y para mí esto es histórico”, indicó.
3° GENERACIÓN FERROVIARIA
A
simple vista, el coche de la Juventud Ferroviaria Nacional parece el colectivo
de un viaje de estudios. Pero las apariencias engañan.
“A
modo de opinión personal hay que diferenciar lo es el modelo o proyecto
político de las figuras políticas. Hay gente que pretende un desgaste, y si lo
hubiera, ese desgaste no puede ser nunca
de un modelo porque los objetivos comunes que perseguimos son concretos y están
más claros que nunca”, observa Juan Manuel, quien interrumpió la enésima partida
de truco para hablar de política.
Todavía no cumplió los 30 y habla desde su presente pero también por el pasado. Es empleado del ferrocarril pero adempas es nieto e hijo de empleados del ferrocarril. Ahora lo rodean unos70 militantes de la Juventud Ferroviaria, invitados especialmente, todos “empleados de líneas y seccionales, sobre todo del área metropolitana” con un
promedio general de edad de 25 años.
“Estamos
viendo la reactivación en el día a día, lo palpamos. Se incorpora gente a
trabajar todos los días. A nosotros nadie nos cuenta: lo vivimos”, asegura el joven referente sindical.
“Puede
haber discusiones y sí, la idea es que lo que viene sea algo superador.
Nosotros no nos quedamos con lo que se consiguió aunque entendemos que hay que
bancar para no perderlo, apuntamos a más. En este sentido somos críticos
constructivos pero no queremos volver diez años para atrás. A los pibes, a la
militancia, no le van a cambiar los ideales matés
a Cristina o matés a quien matés. Y
hay gente a la que le causa resquemor la juventud militante y los nuevos
cuadros políticos”, dice, con el mazo de naipes en la mano.
LOS PRIMEROS BOLETOS
En
la boletería de Retiro informaron que alrededor de 70 pasajeros compraron sus
boletos para fundar formalmente el retorno. Los primeros dos tickets los
adquirieron dos mochileros marplatenses que viajaron con el “uniforme” de
hinchas de Aldosivi cuya meta, a muy largo plazo, es llegar a Perú.
Gabriel
y Fernando fueron protagonistas de un
trámite fortuito: munidos de un antiguo mapa con los ferrocarriles nacionales,
partieron desde su ciudad natal a Retiro sin saber que, en el caso de este
ramal, se trataba de un viaje inaugural.
Una
vez en Rosario –se enteraron arriba del tren- debían trasladarse hasta la
estación de Pichincha para proseguir en tren hacia el norte.
“Por
ahora vamos rebien. No pasamos frío, no pasamos hambre. Y no gastamos casi nada
de plata, que es lo más importante”, comentaron mientras le convidaban mate
hasta a los operarios asiáticos que la China North Railway (CNR), empresa
fabricante de los coches, envió para un control técnico a modo de servicio
postventa.
EPÍLOGO
Alrededor
de 170 personas –entre pasajeros, invitados, empleados y comitiva oficial-
fueron testigos privilegiados del retorno tan esperado. En los pasillos de la
formación, recorridos permanentemente de punta a punta, se vivió una celebración
andante.
Con la noche, los paisajes se fueron
borrando y la oscuridad absoluta de afuera profundiza la sensación de viajar en
la Historia.
Dos
hombres hablan casi susurrando sobre la estatización de aviones y trenes, las
metodologías, las prioridades. La corrupción. El hombre del Clarín sale del
baño al que está por entrar ahora un operario chino que acaba de pasar cerca de
un grupo de jóvenes delegados sindicales que planea un torneo de vóley con
asado. Cerca de ahí, el secretario de Transporte Alejandro Ramos da otra nota a
un canal de televisión, y un grupo de documentadores compulsivos de la
asociación Amigos del Riel fotografían y filman todo.
Del
otro lado de una puerta, los mochileros toman mate, una mujer tipea una netbook
y una pareja se abraza.
En
el Pullman, las familias son las que muestran el primer síntoma elocuente de la
proximidad del final del viaje: los más chiquitos ya duermen desparramados en
los asientos tapados por los abrigos de los grandes.
La
proximidad de Rosario se presiente.
Pronto
la postal de gente saludando al tren en los pasos a nivel se repetirá hasta
llegar a destino.
Todos
los pasajeros se vuelcan a un lado del tren para ver ese momento inolvidable,
haciéndose un paréntesis en el vidrio con las manos, alrededor de los ojos; no
pocos arrodillados en los asientos, como chicos.
Una
nube de sentimientos obstruye felizmente el entendimiento: es un desahogo
multigeneracional, un alivio federal, un suceso reivindicatorio que está
ocurriendo ahora. Todavía falta mucho pero lo importante es que ya empezó: hay
vías y un tren que está andando.
Hay
que dejar para otro momento los debates partidarios e ideológicos
En política, se
sabe que la inocencia y la credulidad son elementos nocivos y perjudiciales. Pero también son factores fundamentales para volver a
creer.
Comentarios
Publicar un comentario