Ya criaron a sus hijos y disfrutan de sus nietos. Ven a las cosas desde otro lugar, hacen lo que quieren porque saben que es ahora o nunca. A muchos ni se les ocurre jubilarse, y para otros tantos que ya dejaron la actividad laboral, el cambio no ha sido para deprimirse sino todo lo contrario: atraviesan un ocio feliz junto a su pareja o aferrados a una soledad confortable. JÚBILO Cuando alguien mayor de 65 años va al cine, tiene el beneficio de un descuento en la entrada. La situación puede generar en algunas personas una angustia mayor que la que causaría una película dramática. Éste no es el caso, sino su opuesto. “Para mí, la jubilación fue una liberación”, confiesa Lila. Tiene 63 años y hace dos que dejó de trabajar, pero no lo lamenta en absoluto. “Soy una feliz jubilada. Cuando era más joven me preguntaba qué iba a hacer cuando llegara el momento. Y no hice nada. Una maravilla. Me falta tiempo para hacer todo lo que quiero”. Vive en la zona Norte, es maestra, antropóloga
de Joaquín D. Castellanos